sábado, 18 de febrero de 2012

Estridencias

Artículo de Gema Theus, psicóloga y escritora.

Los grandes contrastes me producen estridencias. Al vestirme, no suelo ponerme más de una prenda estampada en cada conjunto. Prefiero la simplicidad, los colores como el negro o el blanco. No me gusta el mezclar por mezclar ni el todo vale por que luego el resultado es imposible, la combinación de lo incompatible produce resultados poco armónicos que a veces molesta a la vista propia y de otros.

Cuando leo el periódico y veo una noticia en que “un listo” se enriquece impunemente dando por hecho que pertenece a un colectivo elitista con derecho a todo y al lado, o en la página siguiente, una noticia donde cualquier otra persona cuyo apellido no suele ser ilustre ni llevar guión incorporado; esto es cualquier García, López ó Pérez de turno es desahuciado o vive en la pobreza, se me produce esa estridencia en el pensamiento por no entender cómo se pueden describir de una forma tan simple y natural situaciones tan bipolares y distintas con tanta claridad y, que por otra parte, los que tiene poder para limitar y controlar la primera y no permitir el abismo de las segundas cierren los ojos ante tanta desfachatez y tanta penuria.

¿No les produce ningún tipo de análisis, pensamiento, sentimiento…? ¿Por qué o por quién lo ocultan o miran para otro lado?¿Qué hay que proteger para impedir durante años la denuncia de estas situaciones? ¿Es perder mi silla lo que me preocupa para que mi miedo me impida “ver” lo que ocurre ante mis ojos?

Yo creo en el Sistema, en que debe haber independencia legislativa, ejecutiva  y judicial y que los ciudadanos y los políticos deben ser no solo valientes, sino también responsables para que cada uno desde su posición y rol denuncie las injusticias de un lado y de otro. Deber y derecho, ambos son clave.

Los que roban, se apropian indebidamente de lo ajeno, utilizan el dinero público para intereses privados…deben responder de sus actos, pertenezcan a la Corona, al Ejército, al Gobierno, a la Oposición, a la Administración, a la Empresa Privada, a los Sindicatos, a la Banca…

Nada es nuevo y siempre han existido pobres y ricos y ladrones y gente honrada, lo importante es que el Sistema funcione para que las situaciones no se produzcan y si ocurren sean perseguidas y castigadas.

En épocas de bonanza, la buena gente es más comprensiva con las actuaciones poco ejemplares ya que no les falta el pan a ninguno. El problema se agudiza, cuando como actualmente, tantas personas tienen que buscarse el día a día, cual gorriones buscando migas de pan, para a la vez comprobar el modo, en que un puñado de listos ilustres, que tienen ya todo, amasan su fortuna y su riqueza robando al resto y con actitud de pleno derecho.

Y en medio de esto, ¿quién queda? Pues queda ese tercer colectivo, los que tienen aún una nómina y se ven exprimidos a impuestos, a pagos y a ayudas a familiares en situaciones desfavorecidas. Estos “paganinis” no tienen ni derecho a quejarse, ¡tienen trabajo! Se levantan a las siete de la mañana y vuelven a las nueve de la noche, no conocen en profundidad a su familia pero: ¡tienen trabajo!

¿Son estos tres colectivos lo que nos merecemos? ¿Se puede evitar tanta fragmentación social?

Claro que sí. No hace falta ir a la Puerta del Sol, sólo es necesario que cada persona desde su posición sea valiente y hable donde pueda y deba, en la radio, en la Tv, en el periódico, en su partido político, en su sindicato, en facebook…, donde quiera, pero que trabaje por su futuro y por el del país.

Piensa, aporta soluciones y actúa. No podrás cambiar el país pero mejorarás tu entorno cercano.

España necesita millones de puestos de trabajo pero también no menos importante que cada persona despierte desde este tedio de malas noticias y comience desde su circunstancia a intentar que las cosas mejoren.

¿Cómo pretender que surjan en España nuevos emprendedores y empresarios con personas inmovilistas que no nos atrevemos a denunciar la realidad y el enriquecimiento ilegal de unos frente a la cada vez mayor pobreza de otros?

 Por eso, reclamo a mis gobernantes y representantes que hagan lo mismo que hago yo cuando me visto y he elegido mal el conjunto. Señores, quiten la prenda que produce disonancia o estridencia rápido, ya que si no lo hacen, si no la quitan, al final, el conjunto entero se estropea y luego desde fuera la gente no es capaz de valorar objetivamente lo bonito que es el bolso o la calidad del pantalón; sólo ve un conjunto poco, muy poco apropiado para la ocasión.

1 comentario:

  1. Muy buena disertación.
    Inteligente y con una gran dosis de realidad, sobre todo en la que instas a pensar, aportar soluciones y actuar.... Porque fue entorno te lo agradecerá...
    Yo llevo haciéndolo mucho tiempo y creo q poco a poco he mejorado mi entorno o por lo menos soy feliz, aunque haya situaciones (incontrolables por mi...) para cambiar...
    He llegado hasta aquí gracias a un amigo común...
    saludos,
    Elena

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