Artículo de Gema Theus, psicóloga y escritora
Hace
unas semanas se ha celebrado en Madrid el II Congreso Internacional sobre la
Felicidad organizado por el Instituto Coca-Cola que ha contado con ponentes y
personalidades nacionales y extranjeros de renombre universal.
La asistencia de
público en este Congreso superó la del 2010, cuando se celebró la primera
edición. Parece que la gente busca la fórmula de la felicidad tanto o más que
la de la Coca-Cola. La
celebración de este evento me ha hecho pensar. ¿Conocemos a alguien
completamente feliz? y, nosotros mismos, ¿hemos sido siempre felices en nuestra
vida?
Mi
respuesta es no a ambas preguntas. No conozco a nadie así, feliz por
definición.
Según la Real
Academia Española, “Felicidad” es el estado del ánimo que se complace en la posesión
de un bien. También la satisfacción, gusto, contento.
Muchos
autores, desde distintas visiones profesionales, han aportado sus puntos de
vista teórico práctico acerca de la felicidad. Pero más allá de todas sus
interesantes consideraciones, ¿existe la persona enteramente feliz? Pienso que
no es posible, ya que, aun suponiendo que todo le vaya bien a una persona, los
seres humanos nos conmovemos con la desgracia ajena y siempre hay alguien que
se encuentra en una situación peor que uno mismo. De hecho, ante las
adversidades, uno de nuestros grandes consuelos es ver a alguien en peor
situación que nosotros.
¿Existe
una persona que nunca haya sufrido dolor, o pena o miedo por él mismo o por
alguien a quien quiera? Yo
no la conozco y, conozco mucha gente.
Una
persona que no es médico, ni psicólogo, ni sacerdote…me dijo hace tiempo:
-Hay
gente fea feliz y hay feos infelices, enfermos felices y enfermos infelices, ricos
felices y ricos infelices… La
lista es interminable.
Lo
que él quiso explicarme, con éxito, desde su propia experiencia era que realmente
no había nada que constituyera en sí mismo un determinante para que una persona
se sintiera por definición bien o mal consigo mismo.
El
enfoque que cada persona da a cada una de sus vivencias es lo que le genera o
no satisfacción y le ayuda a disfrutar de las pequeñas y grandes cosas de la
vida, disfrutar en sí mismo de cada cosa y de cada momento.
Esos
son los ratos en que disfrutamos y nos sentimos felices, cómodos, relajados,
sin miedo y seguros.
El
ser humano debería de tratar de conseguir muchos buenos ratos para con ellos
compensar los que claramente no son satisfactorios y no siempre controlables.
Pero
la búsqueda eterna de la felicidad solo genera frustración, primero porque no
existe y por que como en todo, el azar y el entorno también tienen su papel. No
todo lo que nos ocurre es porque lo hemos decidido y aun así, a veces, ni
siquiera sale según lo pensado.
Por
tanto, disfruten de lo que estén haciendo ahora mismo, lean con satisfacción,
paseen con ganas, escuchen con interés, eviten a la gente dañina en su tiempo
de ocio, intenten hacer lo que les motive de verdad y disfrútenlo porque
seguramente, en un rato, tendrán que ir a casa y tendrán atasco, o tienen una
reunión con alguien que no les apetece o tienen que ir al médico a recoger
resultados y tienen miedo.
Aprovechen
este rato, este buen rato, para compensar el no tan bueno que tengan después y
que probablemente, tendrán; sino hoy, mañana.
Al
fin y al cabo, lo hacen ya todos los días. Madrugan para trabajar; trabajan
para ganar dinero; ganan dinero para comprar cosas, visitan a la familia
política para satisfacer a su pareja. Ustedes tienen práctica en hacer cosas
para con ello ser más “feliz” o para no tener problemas. La ausencia de
problemas y el evitar conflictos también facilita el tener ratos relajados, de
tranquilidad, en definitiva, buenos momentos.
Sigan
así, incrementando el número de cosas y acciones satisfactorias para usted
mismo, para que la su cuenta no le salga en números rojos y el resto…disfrute
de lo cotidiano; lo importante es eso, cada minuto y sus pequeñas cosas. No se
centre solo en los “hitos” de la vida, hay más cosas en la vida que casarse,
enviudar, ser despedido, comprar un chalet, un deportivo, ser directivo… ¿eso
es lo que busca? Si es así, perfecto y si no, no se engañe y sea bueno consigo
mismo que es usted quien más infeliz puede hacerse, no busque lo que no quiere.
Espero
no haberle aburrido. Yo acumulo muchos ratos de felicidad y también de
infelicidad pero cuando hago la cuenta, me gusta, no me salen números rojos y
pienso que me compensa seguir aquí porque me queda mucho por vivir, aprender,
disfrutar y ser feliz.
Gemma, siempre haciendo pensar y siempre desde la serenidad y el realismo... La felicidad... Ay, dicen que es como la sombra: si la persigues nunca la alcanzas, pero sin darte cuenta siempre te acompaña. Yo me he pegado mucho por ese tema -conmigo misma- y he llegado a la conclusión de que la felicidad va unida a tener un sentido profundo de tu propia vida, que ilumine lo que te vaya pasando o lo que vayas haciendo. Y sí, ese sentido te hace disfrutar del presente, y de las cosas pequeñas -las que realmente importan- y te ayuda a caminar con las luces y sombras de la vida. E incluso te permite encontrar el bien en medio del mal. Sin embargo, esta ansia de felicidad debe encontrar alguna respuesta definitiva -yo pienso que sí, junto a Dios, donde además todo se reordenará, y nos encontraremos con todos los que nos han rodeado en la vida-. No me gusta pensar que tenemos un ansia que nunca se colmará, porque me llevaría a un nihilismo que, ese sí, me llevaría seguro a caminar a trompicones infelices por la vida. ¡Gracias, Gemma! Me ha encantado.
ResponderEliminarMar
(Mar Garrido)