Con entrenadores metiendo, literalmente, el dedo en el ojo a otros, el juego limpio no existe. Para ser deportista hay que saber ganar y pero sobre todo hay que saber perder. El vergonzoso espectáculo dado ayer entre los que dicen son los dos mejores equipos españoles, merecería medidas ejemplarizantes.
Pero sobre todo, lo que algunos necesitan es acudir a cursos de refresco sobre lo que es el deporte y la educación. Recomiendo encarecidamente a “algún entrenador” que vaya más al tenis, que vea a Rafa Nadal. Que le vea ganar, que es lo que a todos nos gusta, pero también le vea perder. Que le vea tender la mano al ganador como un caballero. Y no como un villano que se marcha del campo sin ser testigo de como su adversario, sobre el terreno de juego, recibe una copa merecida. Y merecida porque el deporte es así unas veces se gana y otras no. La clase y la educación la demuestra el que la tiene. Y el Real Madrid ayer no tuvo la clase que se le presupone.
Pero sobre todo, lo que algunos necesitan es acudir a cursos de refresco sobre lo que es el deporte y la educación. Recomiendo encarecidamente a “algún entrenador” que vaya más al tenis, que vea a Rafa Nadal. Que le vea ganar, que es lo que a todos nos gusta, pero también le vea perder. Que le vea tender la mano al ganador como un caballero. Y no como un villano que se marcha del campo sin ser testigo de como su adversario, sobre el terreno de juego, recibe una copa merecida. Y merecida porque el deporte es así unas veces se gana y otras no. La clase y la educación la demuestra el que la tiene. Y el Real Madrid ayer no tuvo la clase que se le presupone.
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