domingo, 7 de agosto de 2011

Los indignados y el Papa una cuestión de imagen

Los que últimamente visitamos la madrileña Puerta del Sol, antes del desalojo policial de la última semana, tuvimos la sensación de que los indignados habían pasado a ser fagocitados por un sinnúmero de tribus urbanas que acampaban a sus anchas en Sol.

Comerciantes, transeúntes, vecinos y autoridades han visto como día a día la zona se iba deteriorando y convirtiendo en poco salubre. Todos recordamos imágenes hechas públicas por los medios de comunicación en las que se encontraban ratas entre los colchones de las personas que allí acampaban.

Sin entrar a valorar los ideales de los “Indignados del 15-M”, España no se puede permitir en un momento de crisis como el actual, en el que nuestra prima de riesgo ya ha pasado todas la barreras psicológicas, ofrecer al mundo una imagen como la que ahora quieren dar los Indignados con la visita del Papa. Y no porque se trate del Papa y le otorgue un valor determinado, sino por la repercusión mediática que ello tendrá.

Solo faltaría volver a ocupar portadas o abrir informativos de los medios de comunicación internacionales con una escenificación de un vía crucis reivindicativo -una de las acciones que tienen prevista-. Recordemos, señores que una parte importante de los empleos estacionales que se crean en España se hacen gracias al turismo. No demos motivos innecesarios para que los turistas escojan otros destinos.

Señores Indignados, por favor, manifiéstense -si la Delegación pertinente del Gobierno les autoriza-, movilícense -en el marco que la ley les permita-, hagan marchas, difundan sus ideales… pero por favor no perjudiquen más  la imagen de España.

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